miércoles, 24 de junio de 2009

Merece la Pena

Quisiera con esta columna hacerle un pequeño homenaje a Vicente Ferrer por haber sido un hombre bueno para el hombre. Esta persona venerable, que luchó como soldado en la Batalla del Ebro en las filas republicanas, que fue misionero de la Compañía de Jesús, que implantó medidas económicas al servicio de los excluidos, que supo completar el ciclo del amor (su religión), consolidándose como un ejemplo de humanidad que pone de acuerdo a todo el mundo, no se merece el silencio de la Iglesia. Se merece (no se lo voy a pedir al Papa) que un cardenal, un obispo o un párroco de pueblo, generosamente, le dedique una homilía o una humilde esquela donde se le reconozca la condición de persona útil para hacer el bien. ¿Honrarlo no sería un buen ejemplo?

Tampoco puedo dejar de recordar la demostración de integridad que hemos recibido estos días como consecuencia del último crimen en el País Vasco. Ojalá nunca hubiera ocurrido que, por un motivo tan infame y doloroso como el asesinato de su marido, una persona corriente y anónima como Paqui Hernández, esposa del inspector de policía Eduardo Puelles, hubiera tenido que demostrar públicamente hasta qué punto el ser humano tiene valor y capacidad para asumir con dignidad un trance tan difícil. El comportamiento de esta mujer sobrepasa el orden habitual en el que estamos malacostumbrados a desenvolvernos y empequeñece todo lo que no contenga una verdadera magnitud de grandeza y coraje. Igual ocurrió con la madre de una de las víctimas del 11M, Pilar Manjón, cuando habló, contenida de dolor paciente pero con mesura y lucidez, ante la comisión del 11M en el Congreso de los Diputados.

Este tipo de voces conmovedoras, que están más allá del sufrimiento o el rencor, y que son un ejemplo de dignidad, nos enriquecen como personas y como ciudadanos, y son el regalo más valioso que podemos recibir; y esa debe ser también su recompensa. Porque sin perder el ánimo pero exigiendo justicia, ¿acaso estas personas no se sitúan con su conducta en la cúspide del género humano?




miércoles, 17 de junio de 2009

Brotes Azules


Yo soy de los que nacieron en la alcoba, en la cama de mis padres, atendido por la experiencia y las habilidades de la comadrona, por los familiares y vecinas; todos impacientes y exultantes. Afortunadamente, todo salió bien, y mi madre tuvo cuatro más en el mismo sitio, sin trampa ni cartón. Pero alguna secuela grave me ha debido quedar porque, aunque siempre consagré el esfuerzo íntegro de mi inteligencia a sobrevivir, a veces no doy pie con bola; debe ser por que el hombre no deja de buscar su sitio en la tierra y ésta se nos hace cada vez más irreconocible, ¿O es una escusa? Bueno, eso fue hace ya, mucho tiempo; antes de que llegara la seguridad social con sus especialistas y sus obligadas listas de espera.

Lo anterior es un desusado testimonio, a modo de introducción, para decir que ya tenemos en Jerez la primera clínica privada de Andalucía que atiende partos a la carta. En este hospital, las mujeres podrán elegir cómo quieren tener a su hijo, y el menú es muy variado: “sin anestesia, en cuclillas, en el agua…”. “Queremos que el paciente y el cirujano estén cómodos y tranquilos”, anuncian los responsables. Desde luego, estamos que nos salimos, nunca mejor dicho.

Y cómo voy a dejar de hacer referencia, al acontecimiento, quizás más importante que ha tenido Jerez desde que Alfonso X entrara por las puertas. El ascenso a la primera división del Xerez Club Deportivo. La historia moderna de la ciudad tiene un referente: “el año en que el Jerez subió a primera”. No es una broma. A juzgar por el estímulo que para la población ha tenido este hecho y las consecuencias positivas que se esperan, estamos ante una gran oportunidad que hay saber aprovechar.

No es una responsabilidad sólo de los que gobiernan la ciudad; ellos tienen en sus manos la posibilidad de hacer que ese motor de autoestima e ilusión que genera el deporte del fútbol se transforme en energía emprendedora, pero no lo pueden hacer solos. Deben contar con todas las fuerzas políticas, empresariales y sociales: creando conciencia, motivando, concertando, creando espacios de opinión y consenso, estimulando la maquinaria e incentivando las iniciativas.

Tenemos que ganarle el partido al desempleo, al declive de nuestra industria vitivinícola. Cada semana habrá un encuentro con los equipos de primera con sus respectivas aficiones, con sus directivos, con los hombres de empresa y de la cultura que les sigue; algunos de ellos serán eventos de primera magnitud para establecer lazos de unión y de intercambio. Todo eso conlleva mucha energía, con un valor enorme para la ciudad de Jerez que tenemos que saber administrar para hacerlo provechoso. Se trata de una empresa que hay que diseñar con ojos de lince y cultivarla con manos especializadas.

El azul es un color asociado a la inteligencia y el conocimiento; de ese color son los brotes nuevos que estos días han nacido en Jerez. Enhorabuena a todos los que lo han hecho posible. Y a sacarle partido. El entusiasmo está servido (y el parto).

miércoles, 10 de junio de 2009

Repaso: Europa es Popular

Los conservadores europeos, como pragmáticos que son, siempre votan, pero es que además son sabios, porque saben que, como la crisis mundial es el resultado de las políticas desarrolladas en sus filas, ¿quién mejor para solucionarlo que ellos mismos? Pues por eso han ganado con más de cien representantes que la izquierda europea y con perspectiva de alcanzar, con el nuevo grupo parlamentario de los tories británicos, más de 320 diputados, faltándoles unos cincuenta para la mayoría absoluta. Otro dato es la espectacular subida de los extremistas con más de 120 escaños (menos mal que en España ya no hay).

En cambio, los votantes socialistas son más sensibles, por lo que contemplan el panorama dependiendo de las musas de la ideología o hipnotizados por el desencanto. El nivel de participación más bajo de la historia, un 42,94% es directamente proporcional a la pérdida de votos de la izquierda que se sitúa con el 21,9% de representación frente al 35,7% de los populares. ¿Será porque los dirigentes no han sido capaces de formular una estrategia propia frente a la grave situación económica?, ¿será porque las parcelitas y los pisos en la playa nos ponen muy reflexivos?, ¿o por ambos interrogantes?

Lo que son las cosas: resulta que por el nivel de abstención en las elecciones, los países más europeos de Europa son Bélgica y Luxemburgo (el segundo país con el PIB más alto a nivel mundial), ambos con una participación que supera el 90%; y el pueblo con la participación más baja de la provincia de Cádiz es Puerto Real con un 26,5% (conviene que esto quede entre nosotros; por lo de las ayudas a lo de Delphi).

Hay más datos interesantes: Berlusconi revalida su mayoría, con lo cual todas esas fotos en su mansión “Villa Certosa”, donde aparece como invitado el ex-primer ministro checo Topolanek (también ha ganado su partido) recogiendo las toallas con el pene erecto (eso debe ser una enfermedad), han servido de regocijo y motivación pro-europea en sus respectivos países. Y la abogada de Hungría, Krisztina Morvai que esperaba con su discurso xenófobo contra los gitanos conseguir un diputado, ha conseguido tres (¡como para invitarla a la inauguración de la Ciudad del Flamenco!). Al final va a tener razón, Julio Anguita que ya lo veía venir cuando lo de Maastricht. Esperemos que el repaso popular en Europa sirva como advertencia a navegantes románticos.

miércoles, 3 de junio de 2009

Hay que pagar las cuotas


¿Habrá algo más bonito que contribuir pagando a escote porque entre todos podemos más? Por ejemplo: con cada una de las cuotas periódicas que se realizan para la devolución del préstamo hipotecario, una parte importante pasa a engrosar los fondos con los que se construirán más viviendas y así llegará el día en que se cumpla con el derecho de todo el mundo a tener un techo. Pues, no nos entra en la cabeza que con nuestra cuota hipotecaria estamos contribuyendo a construir el bienestar de todos. ¿O no es así?

Las cuotas conforman nuestra vida ordinaria, todos formamos parte, por ejemplo, de una cuota del mercado. Es decir: sólo somos una ración, una pieza contribuyente de todo lo que nos rodea y nos mantiene retenidos socialmente. Somos seres consumibles y por eso somos engullidos en porciones por una parte ínfima de humanos que arrampla para su despilfarro y su capricho con los recursos que pertenecen a todos.

Como hombre-cuota que soy, invierto y aporto con carácter obligatorio o voluntario un porcentaje de los recursos de que dispongo y que se dividen en tangibles y de conciencia. Y, como yo, hay más gente que, dependiendo de sus bienes, creencias o valores, se pasa la vida pagando cuotas, mientras otros se dedican a cobrarlas.

Afortunadamente, hoy la mayoría nos podemos permitir participar voluntariamente en sociedades, hermandades, instituciones de carácter benéfico o medioambiental, de defensa o apoyo de multitud de cosas; en sindicatos o en partidos políticos. Y esto forma parte de una saludable articulación social del estado del bienestar que disfrutamos y contribuimos a mantener, cada cual con su parte de cuota y con arreglo a sus posibilidades.

Pero también hay que tener en cuenta que hay cuotas que son como papeletas de sitio, que, si se dejan de pagar, pueden arruinar la carrera política de cualquiera. ¿O se trata de una ironía?